Escuchar a los niños; una experiencia de educación democrática

Escuchar a los niños durante una situación de emergencia: una experiencia de educación para la democracia

Desde marzo de 2020, la población mundial se enfrenta a una emergencia sanitaria provocada por la repentina propagación del virus COVID-19, a la que los Estados han intentado hacer frente aplicando medidas restrictivas y de contención que han tenido importantes repercusiones en la vida de las personas y de la comunidad.

En el caso de la población infantil, muchos estudios internacionales señalan una baja tasa de infecciones y complicaciones por COVID-19 (Peacock y otros., 2020); por otro lado, sin embargo, también se pone de manifiesto cómo el aislamiento, el cambio brusco de hábitos, la limitación de los contactos sociales, han tenido consecuencias no desdeñables en el nivel emocional y psicológico de los niños.

Estos últimos, de hecho, parecen haber experimentado emociones negativas como ansiedad, depresión, miedo, aburrimiento, ira, nerviosismo, cansancio (Idoiaga y otros., 2020; Jiao y otros., 2020; Municipalidad de Lima, 2020; Pisano y Centriglia, 2020) sino también, en parte, la felicidad, la seguridad y la protección (Idoiaga y otros., 2020; Municipalidad de Lima, 2020; Pisano y Centriglia, 2020).

En el plano social, sin embargo, las repercusiones se manifestaron a través de la expresión de un sensación de soledad (Idoiaga et al., 2020) debido a un importante deterioro en la interacción social (Jiao et al., 2020), mientras que a nivel físico los niños manifestaban a menudo alteraciones en el ritmo del sueño y en los hábitos alimentarios (Jiao et al., 2020; Pisano y Centriglia, 2020; Uccella et al., 2020) y regresión en algunos comportamientos específicos (Pisano y Centriglia, 2020).

Así pues, la mayoría de las investigaciones científicas han analizado el estado físico, emocional y psicológico de los niños, y es interesante señalar que en la mayoría de los casos lo hicieron a través de los ojos de adultos: padres o cuidadores en general (Idoiaga y otros., 2020; Pisano y Centriglia, 2020; Raviv y otros., 2021; Telefono Azzurro y Doxa, 2020; Uccella y otros., 2020).

Por otra parte, sólo en contadas ocasiones se ha recurrido a la consulta directa, mediante el uso de técnicas como la diario, vídeos o fotos (Tateo y Darío, 2020), narración (Pascal y Bertram, 2021), grupos focales en línea (Wills et al., 2021), cuestionarios en línea (Municipalidad de Lima, 2020) o entrevistas telefónicas (Kallander et al., 2021), para analizar las opiniones de los niños y comprender qué tipo de repercusiones estaba teniendo ese momento concreto en sus vidas.

En general, se constató que durante la pandemia, la atención se centró en el estudio de la infancia no desde una perspectiva de participación, sino más bien de protección
[1]
(Spray y Hunleth, 2020), que tiende a considerar al niño un ser pasivo en lugar de un “sujeto activo del cambio” (Boggi, 1997: 633).

Si la participación se considera un derecho y un principio fundamental para el desarrollo de los niños en su vida cotidiana, se hace indispensable en situaciones de conflicto, emergencia o crisis (UNICEF, 2007), ya que la Comité de los Derechos del Niño: El derecho a la participación en virtud del artículo 12 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño de 1989 (UNICEF, 2004) [2]no debe suspenderse en situaciones de crisissino más bien:

[…] los niños y adolescentes afectados por emergencias deben ser alentados y capacitados para participar en el análisis de su situación y perspectivas futuras. La participación de niños y adolescentes les ayuda a recuperar el control sobre sus vidas, contribuye a su rehabilitación, desarrolla sus habilidades organizativas y refuerza su sentido de la identidad (Comité de los Derechos del Niño, 2009: 37-38).

Fomentar y garantizar entornos y oportunidades en los que los niños puedan ejercer su derecho a ser escuchados y expresar su opinión es tarea de las instituciones (Comité de los Derechos del Niño, 2009).

Precisamente basándose en estas motivaciones, durante el periodo de la primera cierre, el equipo de investigación del proyecto internacional La ciudad de los niños, de laInstituto CNR de Ciencia y Tecnología Cognitivasque desde hace 30 años promueve la participación de los niños en el gobierno y la planificación de las ciudades en más de 200 ciudades de 15 países de todo el mundo como experiencia fundamental de educación para la democracia y la ciudadanía, instó a los alcaldes de las ciudades del proyecto a mantener activa la experiencia de participación en el Consejo de la Infancia. Posteriormente, recogió las voces de los niños italianos que habían sido intervenidos por las administraciones durante la emergencia sanitaria, con el objetivo prioritario de escuchar sus necesidades, sus propuestas, su estado de ánimo y las actividades realizadas durante la cuarentena. Al mismo tiempo, implicó a los alcaldes participantes para ver cómo informaban a los niños y si les hacían partícipes durante la pandemia, respetando su derecho a participar.


[1] La protección se considera uno de los 3 principios (las “3 P”) de la Convención de la ONU de 1989: Protección, Provisión, Participación.

[2] El Convenio fue ratificado por el Estado italiano mediante la Ley nº 176 de 27.05.91.

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